Hace años, el deporte español no brillaba como lo hace ahora (o lo ha hecho hasta ahora). Recuerdo que los grandes hitos del deporte español eran las gestas heróicas de Perico Delgado y sobre todo Miguel Induráin o las luchas en el tenis femenino, entre Arantxa y Conchita, pero...poco más.
Sobre todo fue cuando en el año 1992, tras la olimpiada de Barcelona, España asumió que el deporte era importante. A partir de ahí salieron nuevos ídolos o gente que sin ser tan famosa, ha estado en la cumbre del Deporte Mundial.
A partir de ahí, deportes que antes no estaban tan en boca de todos, se han hecho más populares: Fórmula 1, tenis, NBA de Baloncesto, aunque bien es cierto que el fútbol sigue siendo el rey.
El caso es que el ajedrez ha perdido protagonismo a nivel mundial, ya que en España nunca ha gozado de mucho éxito, quizás en la época de "Arturito" Pomar y tal vez algo con Miguel Illescas, pero por lo general, lo más cerca que tuvieron los españoles de un ídolo ajedrecístico fue Leontxo García cuando presentaba en TVE su programa. "Bobby" Fisher y su desafío a los soviéticos supuso la primera y gran piedra de toque del ajedrez en el mundo, posteriormente los míticos enfrentamientos entre Karpov y Kasparov (todo el mundo conocía a los rusos, aunque no tuviesen idea de ajedrez). Desgraciadamente hoy, este acercamiento "comercial" del ajedrez ha desaparecido.
En España, siempre huérfana de ese ídolo, además de necesitar otras inyecciones, necesitaría una persona que levantase la voz y cambiara la forma de pensar: ¿Un Nadal o un Alonso? ¿Por qué no?
Hace unas semanas estuve jugando en el Torneo de La Roda (Albacete), dónde también participó una de las jóvenes figuras emergentes del ajedrez español, el gallego Iván Salgado. Curiosamente no era el favorito para ganar el torneo, tampoco quedó entre los tres primeros, pero era el que más admiración despertaba entre el público asistente.
Quizás se necesite de un Salgado para que el aficionado español despierte y se tome en serio el ajedrez, aunque sea tan solo en una época fugaz, pero que quede constancia. Por eso necesitamos de victorias como la que optuvo hace unos días en el Campeonato Iberoamericano, en el que tan poca transcendencia ha tenido a nivel de medios, pero quizás sea la primera piedra que haya que poner...